Personajes:
Alma:
hermana mayor (mujer alrededor de 35 años, pulcra, lleva un peinado muy conservador, vestida con un sweater y un pantalón de muy bien corte, anillos de casada)
Manuel:
Esposo de Alma (hombre alrededor de los 40’s, atlético, mas bien juvenil, atractivo)
Hortensia:
segunda hermana (mujer de 30 años, mal arreglada, el pelo sin cuidar, maquillaje corrido)
Renata:
Hermana menor. (joven en los veintes, vestida con jeans y sudadera, informal, joven)
Alfonso:
Novio de Renata (joven en los veintes, jeans ajados, camiseta de algún grupo musical, buen físico, desaliñado)
Padre:
Ramiro (enfermo, 70 años, desaliñado)
Madre:
Cecilia: (mujer en los treintas, muy bonita, vestida a la usanza de los años 60’s, zapatos de tacón, falda recta, saco combinado, un sombrero pequeño)
Maestro de Piano:
Joaquín (hombre en los treintas, vestido con traje formal como se usaba en los 60’s, agradable físicamente)
Escenografía:
Escenario dividido en 3 estancias y una esquina pequeña con un porche, no muy a la vista.
Escenario central, la casa de Cecilia, su recámara, ropero, mueble con cajones, cama, cajas, etc. amueblado estilo los 70’s, simple
Da vuelta la pared y hay una estancia que sigue la misma decoración con un sillón, una mesa y un piano.
Escenario lateral derecho:
Recámara decorada vanguardista, pulcra con una puerta que da al baño
(da la vuelta la misma pared)
Una recámara muy desaliñada, con un colchón en el piso, postres, bocinas y una computadora.
Escenario lado izquierdo:
Un callejón años 70 en una calle no muy buena, colores oscuros. Da a la parte posterior de los edificios.
Da vuelta la pared:
Un cuarto de hotel muy simple, puerta de entrada, puerta al baño, cama matrimonial.
Primer cuadro
(un armario, cajas tiradas a medio llenar de ropa, cajas de zapatos, ganchos,
un joyero, papeles apilados, todo en desorden.)
Renata: (casi en silencio)
-No puedo creer que esto sea lo que queda de mamá, hace ya un mes que falleció y no puedo hacerme a la idea.
Hortensia: (impositiva)
-Nosotras no importamos ahora, me preocupa papá, con su enfermedad no podremos hacernos cargo de él, todo el día se la pasa gritando que las cosas no son como eran antes y que mamá tiene todo descuidado.
Renata:
-No entiende lo que sucede, ¿que quieres de él? Su demencia no lo deja relacionar los hechos.
Alma:
-Dejen eso por ahora, es muy difícil deshacernos de las pertenencias de mamá, no quiero pensar por ahora en otra cosa, ya lo organizaremos. No quiero decir que lo olvidaremos, pero las cosas no se nos presentan fáciles.
Pobre papá, pero por otro lado… no se… mamá ya no podía mas con esta situación,
No se me va de la cabeza el momento en el que al entrar a su cuarto la vi allí tirada,
Definitivamente se veía cansada de la vida.
Renata:
(tomando en sus manos un álbum de fotos desgastado, hojeándolo)
-Vean, aquí está un álbum de fotos de mamá y sus amigos en la Universidad, ¡que joven eran! bellísima.
Hortensia: (despreciativa)
-Pero nosotras la vimos siempre como la mujer encargada de cuidarnos, siempre afanada y haciendole caso a papá que la trataba como trapo, como algo que le pertenecía, muchas veces siento que desperdició su vida.
¡realmente era hermosa, (tomando el álbum) debe haber levantado pasiones! (sonriendo irónicamente)
(ríen las tres y siguen acomodando en las cajas la ropa, viendo con cuidado alguna prenda y oliéndola)
Alma:
(con un sweater cerca de su cara, llorando)
-Cabochard, recuerdan? Su olor aún se encuentra aquí. Cuando éramos niñas y salía, nos escondíamos en el armario para oler su perfume y sentirnos seguras.
Renata:
-Para Alma, es muy difícil todo esto, ya hemos llorado bastante. Creo que lo mejor es terminar y decidir el futuro de papá.
(se escucha la voz del padre en off)
Ramiro:
-Cecilia! Adonde te has metido? No he tomado nada desde hoy por la mañana, necesito que me ayudes a tomar las medicinas, Me dijiste que ya venías hace mas de una hora…
Alma:
-Ya voy papá, (gritando), ahora te llevo la comida.
(se dirige a sus hermanas) Yo lo atiendo, sigan guardando las cosas, quisiera terminar pronto con esto, quiero ir a casa y hablar con Manuel.
Renata:
-Alma, Manuel necesita ese trabajo para sentirse seguro, no puedes seguir pensando que te abandonará, solo lo envían allí por unos meses para mejorar su estatus en la compañía… tranquilízate. Has estado demasiado tensa.
Hortensia:
-No lo tomes a la ligera Renata, tu aún no has formalizado tu relación con Alfonso, no es lo mismo un noviazgo que un matrimonio, no juzgues a Alma, deja que piense bien las cosas. Ella sabe lo que ocurre y que es lo que le conviene.
Ojala y yo lo hubiera sabido… matrimonio, ja! Remedo de convivencia.
Ramiro (padre, está tosiendo mucho):
-Cecilia!!! Por favor, la casa está de cabeza, sigue así, ya sabes lo que pienso de ti.
Alma
-¡Voy papá!
(La escena se oscurece, sale Alma y siguen guardando las cosas Renata y Hortensia)
Segundo cuadro
(un cuarto con un colchón en el piso, muy modesto, algunos postres en la pared y bocinas, una computadora sobre una mesa)
Entra Renata
Alfonso:
-Cómo te fue en casa de tu padre, ¿estás bien amor?
Renata:
-Estoy bien, yo soy la única que está bien, Alma con sus problemas, Hortensia y su soledad y mi padre… allí, sin entender nada, con sus demandas y sus exigencias. Gritándole a mamá todo el día, culpándola de toda, menospreciándola.
Dios! Cómo lo soportó mamá tanto tiempo? No lo entiendo.
Esa voz, los gritos… no…. No me quejo, no fue un mal padre, pero siempre trató a mi madre como sirvienta.
Deja que te cuente! Hoy encontramos un álbum de fotos de ella, si, de hace siglos! 30 años mínimo, soltera, un álbum con fotos de la Universidad; mi madre era bellísima, me la imagino con dos o tres jóvenes tras de ella.
Alfonso:
-Tan bella como su hija…
Renata:
-Deja los clichés Alfonso, ninguna de las tres nos parecemos a ella en lo mas mínimo.
Alfonso:
-Bueno, cambiando de tema, dime Renata, este es un buen momento
Qué has pensado acerca de lo que te propuse?
Renata:
-No lo he decidido. No puedo dejar a mi padre así. Hortensia no puede hacerse cargo de él y de la casa en su estado.
Alfonso:
-¿así de sencillo? Es todo lo que tienes que decirme? Y tu vida? Y mi vida?
Renata:
-como están las cosas, no quiero salirme de casa, no puedo tomar ninguna decisión todavía… además…
Alfonso: (molesto)
-ya sé, no estás segura, no sabes si me amas, etc. etc.
Renata:
-Alfonso..
(se acercan los dos, se abrazan y besan, se dejan caer en el colchón, mientras la luz va apagándose)
Tercer cuadro
(una recámara muy bien arreglada, muebles de línea sencilla, vanguardistas, colores brillantes)
entra Alma
Alma:
-Manuel, Manuel, estás en casa?
(se acerca a la cama y lee en silencio un papel que se encuentra allí, mientras sale Manuel del baño sin camisa, con una toalla en el cuello)
Manuel
-Ah! Ya llegaste, si, estoy aquí hace desde mas o menos una hora (nota que ella tiene el papel en la mano) veo que has leído la confirmación de mi nuevo puesto.
Alma: (cabizbaja)
-No me lo habías dicho.
Manuel
-No sabía como responderías, tu sabes que he buscado este puesto por años. Se lo que piensas, pero no es así, te has llenado la cabeza de ideas y no se como convencerte, te quiero, no voy a dejar a mi familia.
Alma: (muy angustiada)
-Si pudiera ir contigo…
pero los niños, mi trabajo y ahora mi padre , todo está de cabeza, Hortensia está muy mal, Renata no tiene claro su futuro. ¿qué se supone que debo hacer?
no puedo irme así como axial, lo sabes.
Manuel:
-No te lo estoy pidiendo… yo tampoco deseo que los niños sufran cambios, mucho menos que pierdas tu empleo, pero trata de entenderme, no puedo seguir aquí, con la frustración de querer ser alguien y tener que estar detenido en esta ciudad.
(la abraza) Alma, Alma, por favor, no me hagas esto, no es fácil para mí tampoco.
(Alma se deja abrazar, pasan unos instantes besándose y ella se retira hacia el baño)
Cuarto cuadro
(la televisión encendida en la estancia en casa de Cecilia, Hortensia tiene en sus manos el álbum de fotos, se encuentra sobre un sillón a medio vestir y con una vaso de whisky en la mano, la botella medio vacía está en el piso)
Hortensia: (sola, borracha, adormilada)
-Mamá, que vida tuviste? Mira! Eras una belleza! la mas linda de tu clase, talentosa, alegre… recuerdo las tardes en el parque, la casa siempre con las flores que tu cortabas, la cocina impecable y papá, papá allí, con sus demandas y sus necesidades y nosotras… mamá…
¿que fue lo que sucedió? Ese infarto tan sorpresivo, pero si tu nunca estuviste enferma, nunca te quejaste de que la vida te pesase, jamás.
(sigue tomando, se escucha la voz del padre quejándose de dolor en la espalda, Hortensia no hace caso, está demasiado borracha para pararse, sigue viendo el álbum)
¿Recuerdas cuando me case? Decías que siempre te preocupé, que jamás iba a hacer algo de mi vida.. quien lo dijera, lo que para ti era “hacer algo de mi vida”, fue justamente lo que la destruyó. Un matrimonio perfecto (ironía muy marcada en la voz) en fin… menos mal que acerté en mi carrera y el laboratorio es un lugar ideal para esconderme y buscar lo que deseo, ser alguien, ser feliz.
¿Tu? Lo habrás sido alguna vez?
Me gustaría saber cuantas veces nosotras tres te abrazamos y te dijimos cuanto te queríamos…
Quinto cuadro
(se oscurece la habitación, pero vuelven las luces a encenderse y están las tres hermanas de nuevo, con otra ropa, empacando cajas).
Alma: (toma una caja de zapatos, saca algunos sobres atados)
-¿qué será esto? Parece que mamá tenía algo escondido, parecen.. cartas, (abre algunas, su cara es de sorpresa, se para en silencio, saca otra y cae una una llave, lee la carta.)
Alma: (leyendo)
-Cecilia, no puedo seguir ocultando lo que siento por ti. Estas tardes en tu casa, viéndote pasear por la sala, tu sonrisa, esperando que la clase de piano terminara para salir a hablar un poco conmigo. El momento preferido de mis días, no te lo puedo ocultar más. Cecilia, quiero verte, quiero que seas mía. Te dejo en este sobre la llave del Hotel Marsella,
habitación 204. Te espero.. tu sabes que te espero el lunes a las 5 de la tarde. Yo se que tú lo deseas tanto como yo.
Cecilia, con todo mi amor.
Joaquín
Hortensia:
-¿mamá? El profesor de piano enamorado de mama? Y ella?
Recuerdas como esperaba las tardes en las que él llegaba, nunca salía de la casa, nos vigilaba y se ponía su perfume preferido… decía que le gustaba como tocábamos el piano, como le alegrábamos las tardes!
Renata:
-El jarrón de flores sobre el piano, la fotografía de la familia que cada semana desaparecía de la mesita de la sala, como si no hubiese tal familia. Nunca me contestó, nunca me dijo porque la guardaba en la gaveta de la cocina.
Mamá en la puerta, riendo con el profesor, discutiendo… no se de que… nunca los escuchamos, pero reían.
Pensábamos que se reían de nosotras, de nuestro nulo talento.
Sexto cuadro
(Se enciende la luz en un cuadro adonde la escenografía es el porche de una casa, flores, dos sillas, se ve a Joaquín y a cecilia riendo, tocándose casi sin rozarse, observando las flores, Cecilia voltea hacia adentro de la casa, Joaquín ve el reloj, se despide dándole la mano, se va)
Séptimo cuadro
Hortensia:
-Mamá era una mujer como lo somos todas, no un robot ni un prototipo como las mujeres de los anuncios de la televisión de los 50’s, siempre pegadas a la aspiradora y la estufa. ¿Porque no? Dale crédito, mamá era una mujer completa, por mi parte desearía que ese romance hubiese sido cierto, que todo lo que nos podemos imaginar fuese verdad, que haya vivido esos momentos que se dan tan pocas veces en la vida. Y si no lo creen… mírenme! Casada por compromiso, enamorada de otro al que jamás me pude acercar, divorciada, convencionalismos y ahora… sola, sola encerrada entre mis vitroleros y mecheros, en el laboratorio de Universidad adonde apesta a químicos y no se llega a ninguna parte, para después llegar a esta casa y atender a papá con sus demandas, sus gritos. No, no me juzguen (volteándose) yo se que papá fue un hombre al que no le pudimos haber pedido nada mas, quizás solamente un poco mas de cariño.
Renata:
-tal vez mamá perdió la oportunidad de ser feliz, o mas bien eligió lo que para ella significaba ser feliz, regresar a casa, eso es algo que sabemos hizo, nunca se separaron y ella jamás falló, estuvo aquí hasta el día que murió, sus cosas, su cocina, su olor, su sonrisa nunca faltaron. Fue seguramente su decisión, por un lado tengo miedo al pensar que ella dejo ir el momento en el que pudo haber sido feliz, haber sido distinta, valiente. Pero tampoco puedo imaginarlo, no puedo, no puedo pensar en esta casa sin mamá, en ella con otro hombre…
Ramiro:
-Cecilia, tráeme el té de manzanilla, ya sabes que por la tarde me lo tienes que dar, que esperas? Acaso yo te falté alguna vez? (tosiendo con fuerza)
Alma: (obviando los gritos del padre, dirigiéndose hacia las hermanas)
-Déjense ya de fantasías, sabes bien que mamá no hubiera sido capaz. Jamás.
(baja la luz y se oscurece el escenario)
Octava escena
(en el callejón, a media tarde)
Joaquín: (muy nervioso)
-Cecilia, te esperaba, tengo algo que darte, algo que decirte, te quiero, no quiero vivir ocultándolo mas, te necesito.
Cecilia:
-Joaquín, tu sabes lo que siento, lo que deseo, pero mi vida esta hecha, trazada con tiza sobre un camino por el que tengo que seguir. A veces quisiera borrarlo, con agua, con lágrimas, con el dolor de la desesperación.
Pero mis hijas, tres hijas, Joaquín, tres hijas que proteger, que cuidar del que dirán, de una vida de soledad. Además está Ramiro, le tengo miedo, entiéndeme Joaquín.
Y nosotros? Adonde llegaríamos? Quien nos dice que nuestra vida sería mejor? Quien te asegura nada.
Nunca has estado casado, no sabes como es la vida en realidad, bocas que mantener, exigencias que cumplir.
No Joaquín, no es lo que tu deseas, esto es un espejismo.
Joaquín: (desesperado)
-Cecilia, por favor, no puedo escucharte, no puedo entenderte, porque desperdicias tu vida con ese balde vacío de amor con el que convives? ¿Cuando te ha dicho Ramiro que te ama, que eres bella, que te necesita?
no te merece.
Cecilia:
-No sabes nada Joaquín, te lo he dicho, la vida no es un poema que se hilvana como el collar de perlas que llevo puesto, la vida no es la sonata que enseñas a Hortensia, ni esa sinfonía que escuchas cuando estas lejos.
La vida es el ir y venir de un destino que se desconoce y yo menos que nadie deseo conocer, me fatiga la inseguridad.
(Joaquín la toma, la jala hacia él y se abrazan, se besan con pasión)
Joaquín:
(saca de su saco la carta que contiene la llave y se la entrega a Cecilia ella la toma, no la abre, simplemente se voltea y se aleja)
(se oscurece la escena y se enciende la escena de la recámara de Cecilia)
Noveno cuadro
Alma:
-Mamá no seria capaz de algo así, siempre fue una mujer muy mesurada, apegada a papá, no se… nunca nos falto nada, no nos dimos cuenta de nada, dejen eso, mamá era incapaz. Me avergüenza pensar que ustedes pueden dudar de ella.
Hortensia;
-¿por qué no? Tan solo porque la inseguridad te está embriagando? Enfrenta la verdad, tienes miedo de que Manuel se vaya a trabajar a los Estados Unidos porque allí vive Claudia, tienes miedo de que regresen a lo de antes, a ser amantes.
Pero Alma, ¡por favor! Acaso no confías en ti misma como mujer?
Que más da si confías o no en él, ese es otro asunto, pero y tu? Vas a llorar por una infidelidad que aún no existe?
Alma: Volteada llorando
Hortensia, déjame en paz. Claudia no fue una aventura en la vida de Manuel, el estuvo muy enamorado de ella, si, lo acepto, tengo miedo. Tengo miedo de que deje a un lado todo, a mis hijos, a mi vida.
Renata:
Hortensia, no nacemos con un seguro de felicidad eterna. Como si pudiéramos adivinar el futuro! (voltea a ver a Alma) ¿Y si Manuel se queda en la ciudad y te odia por haberlo convertido en un hombre sin ambiciones, sin carrera? Si te odiase por eso?
¿Infidelidad? De eso ni siquiera estas segura y ya te atormenta.
Preferiría que te atormentase el miedo a que te odie.
Décimo cuadro
(un cuarto de hotel, amueblado al estilo de los 50,s
Joaquín esperando, una botella de vino, dos copas, ve el reloj una y otra vez,
Tocan a la puerta.)
Cecilia:
-No me atreví a usar la llave
Joaquín:
-te esperaba.
Cecilia:
-Creo que fue un error
Joaquín:
-Cecilia; te amo
Cecilia:
-Lo se, y no soy la mujer para ti.
Joaquín:
-Dame una oportunidad
Cecilia:
-Aquí estoy
(Joaquín se sienta en la cama)
Joaquín:
-no lo se, ahora no lo se.
Cecilia:
-No puedo levantar los ojos, que quieres que te diga?
Joaquín:
-que me amas
Cecilia:
-esas son las palabras mas difíciles de pronunciar que existen, quizá sea la única vez que las escuches, pero si, te amo, aún así…
(Joaquín se acerca a ella, la toma por la cintura, la atrae hacia él, la besa, Cecilia se aparta, insegura, se deja acariciar, Joaquín entra al baño, Cecilia toma la llave, deja su bolso y su saco en la cama, camina hacia la puerta y se queda parada allí, volteando hacia el baño, toma con fuerza la llave, baja la cabeza, toma el picaporte pero no abre la puerta, agacha la cabeza, voltea de nuevo)
(baja la luz, la escena desaparece)
Onceavo cuadro
(se enciende la luz del cuarto de Cecilia, las hijas siguen allí doblando ropa y guardando mascadas, etc.)
Alma
-No le voy a decir nada mas a Manuel, que se vaya si es lo que desea, ustedes tienen razón, vivir con un estorbo es vivir amargándose la vida. No lo soportaría, lo amo.
Hortensia: (dirigiéndose a Alma)
-Lo lamento Alma, se lo que te duele, pero no tienes opción, Manuel se ira de todas maneras, lo sabes, no puedes detenerlo, ya tomó una decición.
Les quiero contar algo, esto es otro asunto, pero no me deja dormir por las noches, creo que me ha movido el piso por primera vez desde hace mucho tiempo. Me llamó Francisco para darme el pésame, me dijo que se acababa de enterar de la muerte de mamá. Me quedé helada. Desde aquel día que lo encontré en el cine con Liliana, no se… ya no pude volver a verlo. Mi divorcio era muy reciente, no, si no escondo lo que siento, quizá la que se esconde soy yo. No tuve valor para enfrentarme a él, tal vez todo fue un error.
Renata:
-Hace noches que no duermo, no eres la única. Alfonso me ha pedido que vaya a vivir con él. Lo quiero, pero… no estoy segura, no quiero irme así de la casa, abandonar todo justo ahora. No me entiende, no se que hacer mas. Además papá está cada vez peor, ustedes dos no pueden hacerse cargo de todo, desde que murió mamá las cosas con el son peores. Yo también quisiera esconderme. No eres la única Hortensia
Alma:
-Por qué no nos lo habías contado antes?
Renata:
-Para qué? Acaso no tenemos suficiente peso. Somos tres y ni aún así podemos sobrellevarlo.
(Cierran las cajas una a una, han terminado la limpieza, ninguna habla y no se dirigen la mirada)
Doceavo Cuadro
(la casa de Alma)
Manuel:
-Han terminado de empacar las pertenencias de tu madre?
Tenemos que hablar, hace días que lo estamos postergando. Por favor Alma, confía en mi, recapacita.
Alma: (muy seria)
-Manuel, vete, vete a Los Ángeles, has lo que siempre has deseado, busca ese trabajo. Tienes razón. Tengo que confiar en ti, no tengo alternativa y en cierta forma confío en mi también, soy una mujer que no va a lamentar algo que no ha ocurrido. Eres adulto y yo lo soy también.
Manuel
-Alma, no te entiendo, que ha pasado? Tu voz me dice algo que jamás había escuchado, has dejado a un lado tu dulzura, eres otra persona.
Alma
-Aprendí a confiar.
Manuel
-A confiar? En que? En quien? Tu sabes que puedes confiar en mi.
Alma
-Si, puedo confiar en ti y también en mi.
(empieza a hablar muy lento, volteada a la pared)
Encontramos una carta que le envió nuestro profesor de piano a mi madre, se llamaba Joaquín lo recuerdas? Te he hablado de él en varias ocasiones.
En el sobre estaba la llave de un hotel, una carta de amor adonde él le dice que la espera, que desea hacerla suya, que la ama.
Y yo se, estoy segura Manuel, mi madre nunca cometió ninguna infidelidad, mi madre fue una mujer intachable. Nunca nos faltó y así será mi vida. Se que así eres tu, confío en ti. No puedo llorar por algo que no ha sucedido.
Manuel
-Alma, tu mamá era un ser humano. Yo soy un ser humano.
Alma
-Lo se, por eso confío en mi, en ti, en ella. Vete a Los Ángeles, yo sabré esperar y confiar. Y si no todo es como yo supongo, pues tendré que ser fuerte y luchar por lo que siento.
(se abrazan, Alma llora)
Treceavo cuadro
(el cuarto de Alfonso)
Renata:
-Alfonso…
Alfonso:
-Renata? Ya no estás con tus hermanas? Que ha pasado?
Renata:
-Ya terminamos de empacar las cosas de mamá, mañana vendrán a recogerlas para el instituto de los necesitados. Tomamos una decisión.
Alfonso:
-Una decisión?
Renata
-o mas bien, creo que fue mi madre quien tomó la decisión por mi, o por nosotras, aún no lo se.
Alfonso
-Qué me estas diciendo, no entiendo nada.
Renata
-Encontramos una carta en la que Joaquín, nuestro profesor de piano le declara su amor a mamá, con una llave, una llave de un cuarto de hotel.
Alfonso:
-Y que piensas? ¿Que tu madre…?
Renata:
-Pienso que mi madre dejó pasar la oportunidad de ser feliz como mujer, Que se sacrificó como mujer por nosotras.
¡Como quisiera que ella hubiera vivido esos momentos! ese amor con Joaquín, no se... no se que pensar.
De acuerdo a la fecha de la carta, poco después dejó de venir Joaquín, nuestro maestro a la casa, el piano se hizo a un lado. Nadie lo volvió a tocar jamás. Mamá lo cerró, esa llave debe estar en algún lugar de la casa, el cerrojo no se abrió nunca mas. Ese piano quedó mudo por siempre.
Presiento que mi madre cerró su corazón al igual que al piano, no se porque lo hizo, quizá porque esa aventura sucedió y su conciencia no la dejó descansar, o porque decidió cerrarse a las posibilidades del amor.
Alfonso.. no se que pensar.
Alfonso:
-¿Y tú?¿Que tienes que ver en todo este asunto?
Renata:
-No te das cuenta? No puedo ser como ella, no voy a vivir sin saber lo que deseo, lo que es ser mujer.
He decidido venir a vivir contigo, ser una mujer en toda la expresión de la palabra, deseo que me ayudes, que me apoyes. (abraza a Alfonso), que me hagas olvidar mis dudas.
No te he contado aún, pero tomamos una decisión, enviaremos a mi padre a una institución, venderemos la casa y Hortensia se mudará a un departamento moderno, con mucha luz.
No puede seguir allí, pudriéndose entre los recuerdos y los gritos de mi padre. Ninguna podemos hacerlo, a Alma le esperan unos meses muy duros y yo tengo que decidir mi futuro.
Alfonso:
-Renata, sabes que te quiero , no te dejaré ir, tendrás todo, serás la mujer que deseas ser, conmigo, entiendes? Conmigo.
Renata:
-Si tuviera la seguridad de que mi madre fue feliz… tal vez.., pero yo si he decidido serlo. No pienso sacrificarme, nunca, no seré esa mujer que se olvide de vivir. Me entiendes Alfonso, ¿me entiendes? (con desesperación, llorando)
(se toma de los brazos de Alfonso y termina la escena con ellos parados al centro, se apaga la luz)
Catorceavo cuadro
(Hortensia está en casa de Cecilia, todo empacado, los muebles cubiertos, el piano se observa entre los otros muebles, se acerca Hortensia al piano e intenta abrirlo, no lo logra, en la mano tiene el teléfono, marca)
Hortensia:
-Francisco? Hola, habla Hortensia, me recuerdas? Si si, soy yo, no, no es un milagro… estaba pensando en que no te agradecí la llamada de la otra noche, cuando llamaste para darme el pésame por la muerte de mi madre.
Gracias, si, estoy bien.
No, no me quedaré en esta casa, a mi padre lo hemos llevado a un instituto adonde puedan hacerse cargo de él, ha estado muy mal, nosotras estaremos al tanto, pero también es mucho mas seguro saber que está bien cuidado.
¿De verdad? Francisco claro que me gustaría ir contigo a cenar. Gracias por invitarme. Si, si claro, el sábado es perfecto. (voz feliz, impaciente)
A las 8? De acuerdo estaré lista.
No, no me recojas en esta casa, mañana me mudo a un apartamento que renté por ahora. Si, es hermoso, tiene una cocina muy moderna y la vista es bellísima, aja, anota la dirección: Calle Flamingo 206, apt 601
Gracias, si gracias, te espero Francisco.
(cuelga el auricular)
Hortensia (hablando para si misma)
-Gracias mamá, he aprendido de ti una lección, no dejaré pasar la oportunidad de ser feliz, la tomaré entre las manos como tu debes haberlo hecho con esa llave y entraré segura, si segura, abriendo con fuerza la puerta, respirando el aroma de un hombre, exhalando mi aroma de mujer.
No, no te juzgo, te aplaudo.
Eras un ser humano, ¿qué si la vida nos pertenece?
No lo se, creo que tu no lo supiste jamás, dejaste un secreto guardado dentro del piano, bajo ese cerrojo sin llave,
cerrado por siempre.