Friday, May 09, 2008

Dramática, el teatro

DRAMÁTICA. EL TEATRO


El arte teatral se funda en dos ideas: la acción, el drama y el lugar donde se realiza, el teatro. Tal arte es, pues, la representación de las acciones humanas; para Aristóteles, es al imitación de los hombres en acción.
El nacimiento de este género se produce por el instinto de imitación común a todos los hombres. Los niños remedan las es cenas de la vida, que han visto; en la conversación fácilmente pasamos a dialogar imitando la voz, los ademanes, los modos, de las personas que intervinieron en el caso que se narra. Históricamente, su origen se halla en ritos religiosos y en ciertas fiestas celebradas en honor de perso najes mitológicos, en las cuales, a la imitación, se unía la expresión de sentimientos y los movimientos armónicos y va riados de la danza. Así, en la cultura europea, las dos formas dramáticas, la tragedia y la comedia, surgieron de los cantos corales usados en las fiestas de Baco, que se celebraban es pecialmente en la primavera y en ciertos meses de otoño e invierno. El ditirambo era, en la primitiva Grecia, un canto coral acompañado de danzas circulares, en las fiestas dionisíacas -en honor de Dionysios, introductor de la viña en Grecia-, que ejecutaban, alrededor de su altar, los coristas vestidos de sátiras, después de grandes luchas.
Las grandes tragedias griegas, verdadera perfección del género teatral, superada la etapa en que el teatro se centraba en la divinidad, fijaron su objeto en el hombre; son los hombres movidos por el hado, su argumento. Luego, vendrá el siguiente paso y los hombres serán gobernados mediante leyes terrenales.
El drama se realiza en un espacio distribuido de modo peculiar en su interior y acotado en su conjunto. Así, en su “Idea del teatro”, dice Ortega: “Al acotar el espacio, se le da una forma interior; y esta forma espacial e interior que informa, que organiza los materiales, es la finalidad”. La del edificio teatral viene expresa en su estructura dual: escenario y sala, para establecer la comunicación de actores y espectadores. Por lo que Ortega añade: “La palabra tiene en el teatro una función constitutiva, pero muy determinada; es secundaria a la representación. Teatro es, por esencia, presencia y potencia, visión, espectáculo y, en cuanto público, somos ante todo espectadores y la palabra griega teatro significa eso: miradouro, mirador”.
Independientemente de la belleza literaria, la represen tación escénica causa un placer que afecta principalmente a los sentidos; y se funda en la satisfacción que produce a los espectadores y a los actores el remedar los hechos de la vida con la mayor viveza, causando íntimas impresiones, sin que el espíritu tenga que hacer esfuerzos de atención y concentración, en el con curso de las otras artes, en la contemplación de las decora ciones, en el fondo musical, etc.
El teatro descansa en cierto número de convenciones ne cesarias o convenientes para la representación, no en la pura realidad. El teatro no es un calco somero y fiel de lo que pasa en la realidad, es una obra imaginaria, una ficción, que imita con verosimilitud la vida. El espectador no tiene inconveniente en admitir estas con venciones que le sustraen de la realidad, de su ambiente y que le absorben en la contemplación de un mundo imaginario al que el autor le transporta. Estas convenciones son tomar a los actores por las per sonas verdaderas, cuyo papel representan; admitir los telones o bambalinas por casti llos, salones o campiña; que hoy y en nuestro siglo, está pasando un suceso de la antigüedad, es convención. Es convencional el uso del verso, los monólogos, los apartes y la lengua en que se expresa.
La Dramática supone la contradicción y la lucha. De modo que ya vulgarmente se aplica el adjetivo "dramático" a toda lucha y opo sición que vemos en la rica realidad; las luchas pasionales se pintan eficazmente en el teatro con aquella eficacia de las cosas vistas y oídas. En cambio, los grandes acontecimientos de amplitud épica, no caben fá cilmente en la representación escénica.
El drama es esencialmente acción; aquello que más actividad, más movimiento, más vida proporciona, dando lugar a mayor número de situaciones en que los personajes pueden revelar enérgicamente su carácter y ejercer su actividad contribuirá más a que una obra sea dramática. El núcleo de la dramática es el hombre con sus cualida des morales, virtudes y vicios. La dramática, como se ha entendido y mostrado en todas las épocas y culturas, vive de pasiones, de afectos, de caracteres humanos: la vida humana en acción y en espectáculo. Cuando intervienen en el teatro figuras simbólicas o personajes extrahumanos, para conseguir vida poética, dramática, se revis ten de naturaleza humana.
Poesía dramática. Comprende todos aquellos escritos poéticos, en los que el poeta no narra acontecimientos y empresas, sino que introduce ciertas personas -que por eso se llaman actores-, que representan delante de los espec tadores, como si realmente aconteciera, un hecho en todo su desarrollo; y, con las palabras que el poeta pone en boca de ellos, expresa los sentimientos que agitan y mueven a aquellos que tienen parte en la acción representada.
La poesía dramática se dirige a los sentidos por medio de la representación visible, porque en ella desaparece el poeta, que en la épica figura como narrador; y se presentan los personajes ficticios que realizan ante el espectador la ac ción poética. La poesía dramática requiere un plan detenidamen te calculado y perfecto conocimiento de los medios y de los efectos de la composición; en ella, pues, más que en ningún otro arte, se necesita destreza manifiesta. Las partes principales de la obra dramática son los actos, los cuadros y las escenas; su número no puede ir determinado, depende de la naturaleza del asunto.
Los elementos del drama que conmueven al espectador, suspendiendo su atención, incitando su sensibilidad y cautivando su fantasía, son la verdad profundamente humana de los caracteres, el choque y conflicto de las pasiones, el colorido de los sucesos, el movimiento de la acción y la importancia del pensamiento cuando la obra es de tesis o de tendencias.
Las situaciones dramáticas intensifican el interés. Son los momentos decisivos en que un personaje, con tal carácter y determinadas circunstancias, debe tomar una resolución, instantes críticos en que la acción alcanza un interés culminante
Estilo. Admite variados acentos; caben muchos tonos. El punto está en que haya con cordancia entre la inflexión del estilo y la situación. Puede ser próxima al familiar en las escenas menos im portantes; grave y sostenido, donde domina la calma y la re flexión; apasionado y vehemente en los pasajes más pa téticos.
La tragedia. La palabra tragedia se compone de los términos griegos: tragoV, macho cabrío, y adw, cantar; y significa canción el loor de Baco y obra dramática de acción grande, extraordinaria y capaz de infundir lástima y terror; usa el tono y estilo elevado y un desenlace funesto. El género trágico pasó de Grecia a las otras literaturas con algunas modificaciones. En la tragedia griega, purgar los afectos es arrancarlos de los bienes falsos, los placeres pasajeros, las veleidades, y ponerlos en los bienes ver daderos y supremos: justicia, virtud, moderación, paz del alma. Los hechos trágicos revelan la caducidad de la humana fortuna, el poder de los dio ses, o del hado, en suma, esas leyes supremas que rigen el mundo. La tragedia tiende a confundir y hacer callar la soberbia humana, a refrenar las pasio nes que, de un error a otro más grave, llevan al hombre a los remordimientos y a la desgracia y envuelven en la pena al inocente con el culpado.
Existen muchas otras interpretaciones: La tragedia purifica el terror y odio y suscita la compasión, pues merced al arte despoja de lo penoso y amargo de la realidad y hacen que afloren los buenos sentimientos experimentados con placer y deleite. Toda pasión existe en germen en el fondo del alma y allí se des arrolla más o menos, según los temperamentos.
Las otras obras de carácter trágico son una mezcla de tragedia y drama moderno y deben considerarse como dramas trágicos. Hay dramas trágicos, históricos, psicológicos, fantásticos.
Comedia es un poema dramático que, pintando costum bres humanas, hechos ridículos y caracteres comu nes, con el fin de excitar la hilaridad, representa el lado festivo y alegre de las cosas. Por consiguiente, son notas características de la comedia: El predominio del elemento cómico en la acción y en los caracteres.
Una obra dramática, en que lo ridículo sea secundario, en que no se satirice alguna debilidad social o no se procure excitar la risa con personas y casos divertidos, no merece el nombre de comedia. En Ella ca be lo serio, y aún lo apasionado y patético, a condición de que no sea excesivo. Hay comedias en que lo ridículo domina en absoluto, los sainetes; y, con frecuencia, lo serio y lo cómico se mezclan, sobre todo, en las que se propone una enseñanza moral.
Fácil es comprender que de la comedia al drama no hay más que un paso en ocasiones; y que basta acentuar la pasión aumentar la intensidad del conflicto y reducir la importancia del elemento cómico para que se pro duzca el verdadero drama.
El drama moderno. Cada género clásico ha ido girando a un tipo de representación de variedad extra ordinaria en la contextura. Al aunar bien el valor literario y el de la repre sentación escénica, el arte teatral se hace más vivo, más plástico y el más real de todos los géneros poéticos. La misma transformación se advierte en el género có mico que, al evolucionar, poco a poco, fue ganando en finura y distinción.
Como el género dramático se funda en la observación interna de las pa siones, de sus leyes y desarrollo y en la observación externa de sus mani­festaciones, que no son posibles, sino en edades más cultas y reflexivas, se comprueba que, en todas las literaturas, ha florecido después de la épica y la lírica.


Camilo Valverde Mudarra
Catedrático de lengua y Literatura Españolas
Lcdo. en Ciencias Bíblicas

Saturday, April 07, 2007

Nostalgia

Un cerrojo en el piano

Personajes:

Alma:
hermana mayor (mujer alrededor de 35 años, pulcra, lleva un peinado muy conservador, vestida con un sweater y un pantalón de muy bien corte, anillos de casada)

Manuel:
Esposo de Alma (hombre alrededor de los 40’s, atlético, mas bien juvenil, atractivo)

Hortensia:
segunda hermana (mujer de 30 años, mal arreglada, el pelo sin cuidar, maquillaje corrido)

Renata:
Hermana menor. (joven en los veintes, vestida con jeans y sudadera, informal, joven)

Alfonso:
Novio de Renata (joven en los veintes, jeans ajados, camiseta de algún grupo musical, buen físico, desaliñado)

Padre:
Ramiro (enfermo, 70 años, desaliñado)

Madre:
Cecilia: (mujer en los treintas, muy bonita, vestida a la usanza de los años 60’s, zapatos de tacón, falda recta, saco combinado, un sombrero pequeño)

Maestro de Piano:
Joaquín (hombre en los treintas, vestido con traje formal como se usaba en los 60’s, agradable físicamente)

Escenografía:
Escenario dividido en 3 estancias y una esquina pequeña con un porche, no muy a la vista.
Escenario central, la casa de Cecilia, su recámara, ropero, mueble con cajones, cama, cajas, etc. amueblado estilo los 70’s, simple
Da vuelta la pared y hay una estancia que sigue la misma decoración con un sillón, una mesa y un piano.

Escenario lateral derecho:
Recámara decorada vanguardista, pulcra con una puerta que da al baño

(da la vuelta la misma pared)
Una recámara muy desaliñada, con un colchón en el piso, postres, bocinas y una computadora.

Escenario lado izquierdo:
Un callejón años 70 en una calle no muy buena, colores oscuros. Da a la parte posterior de los edificios.

Da vuelta la pared:
Un cuarto de hotel muy simple, puerta de entrada, puerta al baño, cama matrimonial.




Primer cuadro

(un armario, cajas tiradas a medio llenar de ropa, cajas de zapatos, ganchos,
un joyero, papeles apilados, todo en desorden.)

Renata: (casi en silencio)
-No puedo creer que esto sea lo que queda de mamá, hace ya un mes que falleció y no puedo hacerme a la idea.

Hortensia: (impositiva)
-Nosotras no importamos ahora, me preocupa papá, con su enfermedad no podremos hacernos cargo de él, todo el día se la pasa gritando que las cosas no son como eran antes y que mamá tiene todo descuidado.

Renata:
-No entiende lo que sucede, ¿que quieres de él? Su demencia no lo deja relacionar los hechos.

Alma:
-Dejen eso por ahora, es muy difícil deshacernos de las pertenencias de mamá, no quiero pensar por ahora en otra cosa, ya lo organizaremos. No quiero decir que lo olvidaremos, pero las cosas no se nos presentan fáciles.
Pobre papá, pero por otro lado… no se… mamá ya no podía mas con esta situación,
No se me va de la cabeza el momento en el que al entrar a su cuarto la vi allí tirada,
Definitivamente se veía cansada de la vida.

Renata:
(tomando en sus manos un álbum de fotos desgastado, hojeándolo)
-Vean, aquí está un álbum de fotos de mamá y sus amigos en la Universidad, ¡que joven eran! bellísima.

Hortensia: (despreciativa)
-Pero nosotras la vimos siempre como la mujer encargada de cuidarnos, siempre afanada y haciendole caso a papá que la trataba como trapo, como algo que le pertenecía, muchas veces siento que desperdició su vida.
¡realmente era hermosa, (tomando el álbum) debe haber levantado pasiones! (sonriendo irónicamente)

(ríen las tres y siguen acomodando en las cajas la ropa, viendo con cuidado alguna prenda y oliéndola)

Alma:
(con un sweater cerca de su cara, llorando)
-Cabochard, recuerdan? Su olor aún se encuentra aquí. Cuando éramos niñas y salía, nos escondíamos en el armario para oler su perfume y sentirnos seguras.

Renata:
-Para Alma, es muy difícil todo esto, ya hemos llorado bastante. Creo que lo mejor es terminar y decidir el futuro de papá.

(se escucha la voz del padre en off)

Ramiro:
-Cecilia! Adonde te has metido? No he tomado nada desde hoy por la mañana, necesito que me ayudes a tomar las medicinas, Me dijiste que ya venías hace mas de una hora…

Alma:
-Ya voy papá, (gritando), ahora te llevo la comida.
(se dirige a sus hermanas) Yo lo atiendo, sigan guardando las cosas, quisiera terminar pronto con esto, quiero ir a casa y hablar con Manuel.

Renata:
-Alma, Manuel necesita ese trabajo para sentirse seguro, no puedes seguir pensando que te abandonará, solo lo envían allí por unos meses para mejorar su estatus en la compañía… tranquilízate. Has estado demasiado tensa.

Hortensia:
-No lo tomes a la ligera Renata, tu aún no has formalizado tu relación con Alfonso, no es lo mismo un noviazgo que un matrimonio, no juzgues a Alma, deja que piense bien las cosas. Ella sabe lo que ocurre y que es lo que le conviene.
Ojala y yo lo hubiera sabido… matrimonio, ja! Remedo de convivencia.


Ramiro (padre, está tosiendo mucho):
-Cecilia!!! Por favor, la casa está de cabeza, sigue así, ya sabes lo que pienso de ti.

Alma
-¡Voy papá!

(La escena se oscurece, sale Alma y siguen guardando las cosas Renata y Hortensia)

Segundo cuadro

(un cuarto con un colchón en el piso, muy modesto, algunos postres en la pared y bocinas, una computadora sobre una mesa)
Entra Renata

Alfonso:
-Cómo te fue en casa de tu padre, ¿estás bien amor?

Renata:
-Estoy bien, yo soy la única que está bien, Alma con sus problemas, Hortensia y su soledad y mi padre… allí, sin entender nada, con sus demandas y sus exigencias. Gritándole a mamá todo el día, culpándola de toda, menospreciándola.
Dios! Cómo lo soportó mamá tanto tiempo? No lo entiendo.
Esa voz, los gritos… no…. No me quejo, no fue un mal padre, pero siempre trató a mi madre como sirvienta.
Deja que te cuente! Hoy encontramos un álbum de fotos de ella, si, de hace siglos! 30 años mínimo, soltera, un álbum con fotos de la Universidad; mi madre era bellísima, me la imagino con dos o tres jóvenes tras de ella.

Alfonso:
-Tan bella como su hija…

Renata:
-Deja los clichés Alfonso, ninguna de las tres nos parecemos a ella en lo mas mínimo.

Alfonso:
-Bueno, cambiando de tema, dime Renata, este es un buen momento
Qué has pensado acerca de lo que te propuse?

Renata:
-No lo he decidido. No puedo dejar a mi padre así. Hortensia no puede hacerse cargo de él y de la casa en su estado.

Alfonso:
-¿así de sencillo? Es todo lo que tienes que decirme? Y tu vida? Y mi vida?


Renata:
-como están las cosas, no quiero salirme de casa, no puedo tomar ninguna decisión todavía… además…

Alfonso: (molesto)
-ya sé, no estás segura, no sabes si me amas, etc. etc.

Renata:
-Alfonso..

(se acercan los dos, se abrazan y besan, se dejan caer en el colchón, mientras la luz va apagándose)

Tercer cuadro

(una recámara muy bien arreglada, muebles de línea sencilla, vanguardistas, colores brillantes)
entra Alma

Alma:
-Manuel, Manuel, estás en casa?

(se acerca a la cama y lee en silencio un papel que se encuentra allí, mientras sale Manuel del baño sin camisa, con una toalla en el cuello)

Manuel
-Ah! Ya llegaste, si, estoy aquí hace desde mas o menos una hora (nota que ella tiene el papel en la mano) veo que has leído la confirmación de mi nuevo puesto.

Alma: (cabizbaja)
-No me lo habías dicho.

Manuel
-No sabía como responderías, tu sabes que he buscado este puesto por años. Se lo que piensas, pero no es así, te has llenado la cabeza de ideas y no se como convencerte, te quiero, no voy a dejar a mi familia.

Alma: (muy angustiada)
-Si pudiera ir contigo…
pero los niños, mi trabajo y ahora mi padre , todo está de cabeza, Hortensia está muy mal, Renata no tiene claro su futuro. ¿qué se supone que debo hacer?
no puedo irme así como axial, lo sabes.

Manuel:
-No te lo estoy pidiendo… yo tampoco deseo que los niños sufran cambios, mucho menos que pierdas tu empleo, pero trata de entenderme, no puedo seguir aquí, con la frustración de querer ser alguien y tener que estar detenido en esta ciudad.
(la abraza) Alma, Alma, por favor, no me hagas esto, no es fácil para mí tampoco.

(Alma se deja abrazar, pasan unos instantes besándose y ella se retira hacia el baño)

Cuarto cuadro

(la televisión encendida en la estancia en casa de Cecilia, Hortensia tiene en sus manos el álbum de fotos, se encuentra sobre un sillón a medio vestir y con una vaso de whisky en la mano, la botella medio vacía está en el piso)

Hortensia: (sola, borracha, adormilada)
-Mamá, que vida tuviste? Mira! Eras una belleza! la mas linda de tu clase, talentosa, alegre… recuerdo las tardes en el parque, la casa siempre con las flores que tu cortabas, la cocina impecable y papá, papá allí, con sus demandas y sus necesidades y nosotras… mamá…
¿que fue lo que sucedió? Ese infarto tan sorpresivo, pero si tu nunca estuviste enferma, nunca te quejaste de que la vida te pesase, jamás.
(sigue tomando, se escucha la voz del padre quejándose de dolor en la espalda, Hortensia no hace caso, está demasiado borracha para pararse, sigue viendo el álbum)
¿Recuerdas cuando me case? Decías que siempre te preocupé, que jamás iba a hacer algo de mi vida.. quien lo dijera, lo que para ti era “hacer algo de mi vida”, fue justamente lo que la destruyó. Un matrimonio perfecto (ironía muy marcada en la voz) en fin… menos mal que acerté en mi carrera y el laboratorio es un lugar ideal para esconderme y buscar lo que deseo, ser alguien, ser feliz.
¿Tu? Lo habrás sido alguna vez?
Me gustaría saber cuantas veces nosotras tres te abrazamos y te dijimos cuanto te queríamos…


Quinto cuadro

(se oscurece la habitación, pero vuelven las luces a encenderse y están las tres hermanas de nuevo, con otra ropa, empacando cajas).

Alma: (toma una caja de zapatos, saca algunos sobres atados)
-¿qué será esto? Parece que mamá tenía algo escondido, parecen.. cartas, (abre algunas, su cara es de sorpresa, se para en silencio, saca otra y cae una una llave, lee la carta.)

Alma: (leyendo)
-Cecilia, no puedo seguir ocultando lo que siento por ti. Estas tardes en tu casa, viéndote pasear por la sala, tu sonrisa, esperando que la clase de piano terminara para salir a hablar un poco conmigo. El momento preferido de mis días, no te lo puedo ocultar más. Cecilia, quiero verte, quiero que seas mía. Te dejo en este sobre la llave del Hotel Marsella,
habitación 204. Te espero.. tu sabes que te espero el lunes a las 5 de la tarde. Yo se que tú lo deseas tanto como yo.
Cecilia, con todo mi amor.
Joaquín

Hortensia:
-¿mamá? El profesor de piano enamorado de mama? Y ella?
Recuerdas como esperaba las tardes en las que él llegaba, nunca salía de la casa, nos vigilaba y se ponía su perfume preferido… decía que le gustaba como tocábamos el piano, como le alegrábamos las tardes!

Renata:
-El jarrón de flores sobre el piano, la fotografía de la familia que cada semana desaparecía de la mesita de la sala, como si no hubiese tal familia. Nunca me contestó, nunca me dijo porque la guardaba en la gaveta de la cocina.
Mamá en la puerta, riendo con el profesor, discutiendo… no se de que… nunca los escuchamos, pero reían.
Pensábamos que se reían de nosotras, de nuestro nulo talento.

Sexto cuadro

(Se enciende la luz en un cuadro adonde la escenografía es el porche de una casa, flores, dos sillas, se ve a Joaquín y a cecilia riendo, tocándose casi sin rozarse, observando las flores, Cecilia voltea hacia adentro de la casa, Joaquín ve el reloj, se despide dándole la mano, se va)

Séptimo cuadro

Hortensia:
-Mamá era una mujer como lo somos todas, no un robot ni un prototipo como las mujeres de los anuncios de la televisión de los 50’s, siempre pegadas a la aspiradora y la estufa. ¿Porque no? Dale crédito, mamá era una mujer completa, por mi parte desearía que ese romance hubiese sido cierto, que todo lo que nos podemos imaginar fuese verdad, que haya vivido esos momentos que se dan tan pocas veces en la vida. Y si no lo creen… mírenme! Casada por compromiso, enamorada de otro al que jamás me pude acercar, divorciada, convencionalismos y ahora… sola, sola encerrada entre mis vitroleros y mecheros, en el laboratorio de Universidad adonde apesta a químicos y no se llega a ninguna parte, para después llegar a esta casa y atender a papá con sus demandas, sus gritos. No, no me juzguen (volteándose) yo se que papá fue un hombre al que no le pudimos haber pedido nada mas, quizás solamente un poco mas de cariño.

Renata:
-tal vez mamá perdió la oportunidad de ser feliz, o mas bien eligió lo que para ella significaba ser feliz, regresar a casa, eso es algo que sabemos hizo, nunca se separaron y ella jamás falló, estuvo aquí hasta el día que murió, sus cosas, su cocina, su olor, su sonrisa nunca faltaron. Fue seguramente su decisión, por un lado tengo miedo al pensar que ella dejo ir el momento en el que pudo haber sido feliz, haber sido distinta, valiente. Pero tampoco puedo imaginarlo, no puedo, no puedo pensar en esta casa sin mamá, en ella con otro hombre…

Ramiro:
-Cecilia, tráeme el té de manzanilla, ya sabes que por la tarde me lo tienes que dar, que esperas? Acaso yo te falté alguna vez? (tosiendo con fuerza)

Alma: (obviando los gritos del padre, dirigiéndose hacia las hermanas)
-Déjense ya de fantasías, sabes bien que mamá no hubiera sido capaz. Jamás.

(baja la luz y se oscurece el escenario)

Octava escena

(en el callejón, a media tarde)

Joaquín: (muy nervioso)
-Cecilia, te esperaba, tengo algo que darte, algo que decirte, te quiero, no quiero vivir ocultándolo mas, te necesito.

Cecilia:
-Joaquín, tu sabes lo que siento, lo que deseo, pero mi vida esta hecha, trazada con tiza sobre un camino por el que tengo que seguir. A veces quisiera borrarlo, con agua, con lágrimas, con el dolor de la desesperación.
Pero mis hijas, tres hijas, Joaquín, tres hijas que proteger, que cuidar del que dirán, de una vida de soledad. Además está Ramiro, le tengo miedo, entiéndeme Joaquín.
Y nosotros? Adonde llegaríamos? Quien nos dice que nuestra vida sería mejor? Quien te asegura nada.
Nunca has estado casado, no sabes como es la vida en realidad, bocas que mantener, exigencias que cumplir.
No Joaquín, no es lo que tu deseas, esto es un espejismo.

Joaquín: (desesperado)
-Cecilia, por favor, no puedo escucharte, no puedo entenderte, porque desperdicias tu vida con ese balde vacío de amor con el que convives? ¿Cuando te ha dicho Ramiro que te ama, que eres bella, que te necesita?
no te merece.

Cecilia:
-No sabes nada Joaquín, te lo he dicho, la vida no es un poema que se hilvana como el collar de perlas que llevo puesto, la vida no es la sonata que enseñas a Hortensia, ni esa sinfonía que escuchas cuando estas lejos.
La vida es el ir y venir de un destino que se desconoce y yo menos que nadie deseo conocer, me fatiga la inseguridad.

(Joaquín la toma, la jala hacia él y se abrazan, se besan con pasión)

Joaquín:
(saca de su saco la carta que contiene la llave y se la entrega a Cecilia ella la toma, no la abre, simplemente se voltea y se aleja)

(se oscurece la escena y se enciende la escena de la recámara de Cecilia)

Noveno cuadro

Alma:
-Mamá no seria capaz de algo así, siempre fue una mujer muy mesurada, apegada a papá, no se… nunca nos falto nada, no nos dimos cuenta de nada, dejen eso, mamá era incapaz. Me avergüenza pensar que ustedes pueden dudar de ella.

Hortensia;
-¿por qué no? Tan solo porque la inseguridad te está embriagando? Enfrenta la verdad, tienes miedo de que Manuel se vaya a trabajar a los Estados Unidos porque allí vive Claudia, tienes miedo de que regresen a lo de antes, a ser amantes.
Pero Alma, ¡por favor! Acaso no confías en ti misma como mujer?
Que más da si confías o no en él, ese es otro asunto, pero y tu? Vas a llorar por una infidelidad que aún no existe?

Alma: Volteada llorando
Hortensia, déjame en paz. Claudia no fue una aventura en la vida de Manuel, el estuvo muy enamorado de ella, si, lo acepto, tengo miedo. Tengo miedo de que deje a un lado todo, a mis hijos, a mi vida.

Renata:
Hortensia, no nacemos con un seguro de felicidad eterna. Como si pudiéramos adivinar el futuro! (voltea a ver a Alma) ¿Y si Manuel se queda en la ciudad y te odia por haberlo convertido en un hombre sin ambiciones, sin carrera? Si te odiase por eso?
¿Infidelidad? De eso ni siquiera estas segura y ya te atormenta.
Preferiría que te atormentase el miedo a que te odie.

Décimo cuadro

(un cuarto de hotel, amueblado al estilo de los 50,s
Joaquín esperando, una botella de vino, dos copas, ve el reloj una y otra vez,
Tocan a la puerta.)

Cecilia:
-No me atreví a usar la llave

Joaquín:
-te esperaba.

Cecilia:
-Creo que fue un error

Joaquín:
-Cecilia; te amo

Cecilia:
-Lo se, y no soy la mujer para ti.

Joaquín:
-Dame una oportunidad

Cecilia:
-Aquí estoy

(Joaquín se sienta en la cama)

Joaquín:
-no lo se, ahora no lo se.

Cecilia:
-No puedo levantar los ojos, que quieres que te diga?

Joaquín:
-que me amas

Cecilia:
-esas son las palabras mas difíciles de pronunciar que existen, quizá sea la única vez que las escuches, pero si, te amo, aún así…

(Joaquín se acerca a ella, la toma por la cintura, la atrae hacia él, la besa, Cecilia se aparta, insegura, se deja acariciar, Joaquín entra al baño, Cecilia toma la llave, deja su bolso y su saco en la cama, camina hacia la puerta y se queda parada allí, volteando hacia el baño, toma con fuerza la llave, baja la cabeza, toma el picaporte pero no abre la puerta, agacha la cabeza, voltea de nuevo)

(baja la luz, la escena desaparece)


Onceavo cuadro

(se enciende la luz del cuarto de Cecilia, las hijas siguen allí doblando ropa y guardando mascadas, etc.)

Alma
-No le voy a decir nada mas a Manuel, que se vaya si es lo que desea, ustedes tienen razón, vivir con un estorbo es vivir amargándose la vida. No lo soportaría, lo amo.


Hortensia: (dirigiéndose a Alma)
-Lo lamento Alma, se lo que te duele, pero no tienes opción, Manuel se ira de todas maneras, lo sabes, no puedes detenerlo, ya tomó una decición.
Les quiero contar algo, esto es otro asunto, pero no me deja dormir por las noches, creo que me ha movido el piso por primera vez desde hace mucho tiempo. Me llamó Francisco para darme el pésame, me dijo que se acababa de enterar de la muerte de mamá. Me quedé helada. Desde aquel día que lo encontré en el cine con Liliana, no se… ya no pude volver a verlo. Mi divorcio era muy reciente, no, si no escondo lo que siento, quizá la que se esconde soy yo. No tuve valor para enfrentarme a él, tal vez todo fue un error.

Renata:
-Hace noches que no duermo, no eres la única. Alfonso me ha pedido que vaya a vivir con él. Lo quiero, pero… no estoy segura, no quiero irme así de la casa, abandonar todo justo ahora. No me entiende, no se que hacer mas. Además papá está cada vez peor, ustedes dos no pueden hacerse cargo de todo, desde que murió mamá las cosas con el son peores. Yo también quisiera esconderme. No eres la única Hortensia

Alma:
-Por qué no nos lo habías contado antes?

Renata:
-Para qué? Acaso no tenemos suficiente peso. Somos tres y ni aún así podemos sobrellevarlo.

(Cierran las cajas una a una, han terminado la limpieza, ninguna habla y no se dirigen la mirada)


Doceavo Cuadro

(la casa de Alma)

Manuel:
-Han terminado de empacar las pertenencias de tu madre?
Tenemos que hablar, hace días que lo estamos postergando. Por favor Alma, confía en mi, recapacita.

Alma: (muy seria)
-Manuel, vete, vete a Los Ángeles, has lo que siempre has deseado, busca ese trabajo. Tienes razón. Tengo que confiar en ti, no tengo alternativa y en cierta forma confío en mi también, soy una mujer que no va a lamentar algo que no ha ocurrido. Eres adulto y yo lo soy también.

Manuel
-Alma, no te entiendo, que ha pasado? Tu voz me dice algo que jamás había escuchado, has dejado a un lado tu dulzura, eres otra persona.

Alma
-Aprendí a confiar.

Manuel
-A confiar? En que? En quien? Tu sabes que puedes confiar en mi.

Alma
-Si, puedo confiar en ti y también en mi.
(empieza a hablar muy lento, volteada a la pared)
Encontramos una carta que le envió nuestro profesor de piano a mi madre, se llamaba Joaquín lo recuerdas? Te he hablado de él en varias ocasiones.
En el sobre estaba la llave de un hotel, una carta de amor adonde él le dice que la espera, que desea hacerla suya, que la ama.
Y yo se, estoy segura Manuel, mi madre nunca cometió ninguna infidelidad, mi madre fue una mujer intachable. Nunca nos faltó y así será mi vida. Se que así eres tu, confío en ti. No puedo llorar por algo que no ha sucedido.

Manuel
-Alma, tu mamá era un ser humano. Yo soy un ser humano.

Alma
-Lo se, por eso confío en mi, en ti, en ella. Vete a Los Ángeles, yo sabré esperar y confiar. Y si no todo es como yo supongo, pues tendré que ser fuerte y luchar por lo que siento.

(se abrazan, Alma llora)

Treceavo cuadro

(el cuarto de Alfonso)

Renata:
-Alfonso…

Alfonso:
-Renata? Ya no estás con tus hermanas? Que ha pasado?

Renata:
-Ya terminamos de empacar las cosas de mamá, mañana vendrán a recogerlas para el instituto de los necesitados. Tomamos una decisión.

Alfonso:
-Una decisión?

Renata
-o mas bien, creo que fue mi madre quien tomó la decisión por mi, o por nosotras, aún no lo se.

Alfonso
-Qué me estas diciendo, no entiendo nada.

Renata
-Encontramos una carta en la que Joaquín, nuestro profesor de piano le declara su amor a mamá, con una llave, una llave de un cuarto de hotel.

Alfonso:
-Y que piensas? ¿Que tu madre…?

Renata:
-Pienso que mi madre dejó pasar la oportunidad de ser feliz como mujer, Que se sacrificó como mujer por nosotras.
¡Como quisiera que ella hubiera vivido esos momentos! ese amor con Joaquín, no se... no se que pensar.
De acuerdo a la fecha de la carta, poco después dejó de venir Joaquín, nuestro maestro a la casa, el piano se hizo a un lado. Nadie lo volvió a tocar jamás. Mamá lo cerró, esa llave debe estar en algún lugar de la casa, el cerrojo no se abrió nunca mas. Ese piano quedó mudo por siempre.
Presiento que mi madre cerró su corazón al igual que al piano, no se porque lo hizo, quizá porque esa aventura sucedió y su conciencia no la dejó descansar, o porque decidió cerrarse a las posibilidades del amor.
Alfonso.. no se que pensar.

Alfonso:
-¿Y tú?¿Que tienes que ver en todo este asunto?

Renata:
-No te das cuenta? No puedo ser como ella, no voy a vivir sin saber lo que deseo, lo que es ser mujer.
He decidido venir a vivir contigo, ser una mujer en toda la expresión de la palabra, deseo que me ayudes, que me apoyes. (abraza a Alfonso), que me hagas olvidar mis dudas.
No te he contado aún, pero tomamos una decisión, enviaremos a mi padre a una institución, venderemos la casa y Hortensia se mudará a un departamento moderno, con mucha luz.
No puede seguir allí, pudriéndose entre los recuerdos y los gritos de mi padre. Ninguna podemos hacerlo, a Alma le esperan unos meses muy duros y yo tengo que decidir mi futuro.

Alfonso:
-Renata, sabes que te quiero , no te dejaré ir, tendrás todo, serás la mujer que deseas ser, conmigo, entiendes? Conmigo.

Renata:
-Si tuviera la seguridad de que mi madre fue feliz… tal vez.., pero yo si he decidido serlo. No pienso sacrificarme, nunca, no seré esa mujer que se olvide de vivir. Me entiendes Alfonso, ¿me entiendes? (con desesperación, llorando)

(se toma de los brazos de Alfonso y termina la escena con ellos parados al centro, se apaga la luz)

Catorceavo cuadro

(Hortensia está en casa de Cecilia, todo empacado, los muebles cubiertos, el piano se observa entre los otros muebles, se acerca Hortensia al piano e intenta abrirlo, no lo logra, en la mano tiene el teléfono, marca)

Hortensia:
-Francisco? Hola, habla Hortensia, me recuerdas? Si si, soy yo, no, no es un milagro… estaba pensando en que no te agradecí la llamada de la otra noche, cuando llamaste para darme el pésame por la muerte de mi madre.
Gracias, si, estoy bien.
No, no me quedaré en esta casa, a mi padre lo hemos llevado a un instituto adonde puedan hacerse cargo de él, ha estado muy mal, nosotras estaremos al tanto, pero también es mucho mas seguro saber que está bien cuidado.
¿De verdad? Francisco claro que me gustaría ir contigo a cenar. Gracias por invitarme. Si, si claro, el sábado es perfecto. (voz feliz, impaciente)
A las 8? De acuerdo estaré lista.
No, no me recojas en esta casa, mañana me mudo a un apartamento que renté por ahora. Si, es hermoso, tiene una cocina muy moderna y la vista es bellísima, aja, anota la dirección: Calle Flamingo 206, apt 601
Gracias, si gracias, te espero Francisco.
(cuelga el auricular)

Hortensia (hablando para si misma)
-Gracias mamá, he aprendido de ti una lección, no dejaré pasar la oportunidad de ser feliz, la tomaré entre las manos como tu debes haberlo hecho con esa llave y entraré segura, si segura, abriendo con fuerza la puerta, respirando el aroma de un hombre, exhalando mi aroma de mujer.
No, no te juzgo, te aplaudo.
Eras un ser humano, ¿qué si la vida nos pertenece?
No lo se, creo que tu no lo supiste jamás, dejaste un secreto guardado dentro del piano, bajo ese cerrojo sin llave,
cerrado por siempre.

Saturday, September 16, 2006

Paloma Sarez

-Irónico.
Se dice aquella mujer de mediana edad, vestida con un jersey color de rosa y ceñidos vaqueros. La tristeza marca su mirada. La opulenta casa con el bellísimo jardín que arde con el fuego de las flores del flamboyán, apenas llaman su atención.
Le es difícil comprender el porque de aquel desengaño; después de todo el hombre que tanto amo, la abandonó.
Así, sencillamente, de un día para otro, sin mediar un adiós.
Se sabía una mujer educada. De hecho, en muchos momentos soñó con una falsa dignidad y un talento que le llevaría lejos, tal vez a la posteridad.
Sabía pintar. Se consideraban buena artista. En sus ropas aún quedaban residuos de ese peculiar olor a oleo y trementina. Sus cuadros se vendían en la galería de la ciudad.
-Irónico, se repetía.
Su nombre: Paloma Sarez.
Paloma… ¿como fue posible que sus padres la bautizaran con ese nombre?
Nada tenía que ver con lo que escuchó en repetidas ocasiones durante su infancia.
-Un águila- le repetía su padre.
- Debes ser como el águila, nunca volar en parvadas, saber planear sola, subir a los riscos mas altos y jamás abandonar el hogar, (el nido) regresar siempre para alimentar y alimentarte con el confort y el cariño que allí encontrarás.
Sin embargo: Paloma es su nombre. Ave que desprecia porque se conforma con las migajas que los otros dejan en las mesas o en el suelo de la plaza. Que vuela con miedo ante la primera provocación, aun frente al transeúnte al que poco le interesa su existencia.
Lleva un sombrero de amplias alas en un brillante color blanco, que le sirve para cubrirse de los rayos sol y le recuerda en este momento las alas de los pichones.
Desea volar, ya no pondrá resistencia al viento, se dejará llevar.
La vida le fue arrancando una a una las plumas de sus alas. La tristeza impera en su vida, en su ir y venir. No es un águila más.
El nido al que su padre le recomendó regresar se encuentra vacío. Vacío como la jarra de leche que no se molestó en llenar.
Sus zapatos terrosos, como detalle único de su vestir que denota la falta de interés en su aspecto personal a pesar de las costosas ropas, de aquellas gafas, la cartera de reconocida marca y del broche enganchado sobre el jersey muy cerca del corazón, que pincha y duele como aquel desgraciado amor.
-¿Qué mas me da? pensó Paloma.
-¿Quién lo notará? volaré una vez más.
Con marcha suave, empezaría caminando lento por la pradera.. El tiempo sobra, como le sobra al vino que apenas se empieza a añejar.
No lleva cinturón, no hace falta. No se cubre los hombros ni le teme a la fría noche. Sabe que ésta se acerca…pero por ahora se conforma con su sombrero de anchas alas. Después de todo, las suyas volverán a volar.
Es otra vez Paloma; Paloma Sarez, tal como se le bautizó.

Thursday, September 14, 2006

El maestro

!Y se repite lo escrito! -afirmó afligido-.
Los sentimientos se duplican como si cada poema volviese a utilizar
el tmismo papel carbón. Se hurgan en el mas allá del lenguaje solo
para disfrazarse de nuevo o utilizar un escudo que ilusamente
creyeron jamás se había concebido.
Prepárense para venerar en forma dispar o a amar con otro músculo que
no sea el corazón -les imploró- sufran con las entrañas del perro del
vecino o la cabeza del verdugo que habita en los ríos donde no corre
mas la sangre.
¡Renazcan! -les suplicó el anciano que lo había leído todo...

Sunday, August 13, 2006

Paraje desconocido

Una Promesa

Premiado por el Norte, Monterrey NL


Una promesa los mantuvo unidos
o amor sin barreras?
Dicen que el amor es capaz de salvar la vida, pero pocos son aquellos que lo
pueden ejemplificar con su propia existencia. Esta es la historia de Yentel
y Rubén, mis tíos, la cual escuché cuando era muy joven y nunca he podido
borrar de mi mente.
Verídica y conmovedora, como tantas otras en la historia de este siglo, que
sufrieron al enfrentar el odio, el racismo, la guerra y la destrucción;
resurgiendo de entre las cenizas para continuar un camino sin pasado.
Yentel y Rubén Sandler habían contraído matrimonio en su pueblo natal de
Kovna (Lituania), cuando los ejércitos de Reich tomaban fuerza y las
poblaciones judías en Europa se veían amenazadas ante la proximidad de la
invasión alemana.
Como toda pareja joven, planeaban iniciar su familia y establecerse en la
aldea donde habían crecido y se habían enamorado, cuando sus planes fueron
abruptamente truncados por un destino aterrador y su comunidad, su familia y
ellos mismos fueron deportados hacia el campo de concentración nazi en
Kovna, donde permanecieron de 1940 a 1942.
En ese año, Rubén fue deportado hacia el campo de exterminio de Dachau, y
Yentel fue enviada a otro campo llamado Shtudrov. Sin saber hacia dónde se
dirigían y desconociendo si volverían a verse algun día, sólo les quedó un
recurso final, una promesa: "Aquel que sobreviviese -se juraron mutuamente-
regresaría al lugar donde se envontraba su hogar y ahí permanecería esperando el
retorno del otro. Si sobrevivían... sólo Dios podíra saberlo".
Pasaron tres años y cada uno sufría en los campos la crueldad, el hambre
y la enfermedad, viendo fallecer a sus seres queridos, pero aferrados
siempre a aquella promesa que los mantenía en pie: esperar el regreso
a su pareja, que con seguridad (se repetían una y mil veces a sí
mismos) estaría ahí para darle consuelo, confort.
Yentel fue liberada por el frente ruso al ser derrotados los alemanes; en
ese momento pesaba solo 35 kilos. El camino que era largo.
En ese entonces, su hermano, (mi abuelo) tenía la posibilidad de llevarla a vivir con él
a América y se lo ofreció, dándole la oportunidad de iniciar una nueva vida
lejos de la destrucción y el odio.
Pero ella se negó, tenía el anhelo de regresar al punto de partida y
esperar a su esposo. Se lo había prometido. Llegó a lo que era su hogar, del que no
quedaba nada. Era como si el destino se hubiese perdido.
no sabía si estaba vivo o no. se quedó, luchando por un pedazo de
pan.
Pasaron algunos meses y Rubén regresó al haber sido liberado por el Ejército
Americano. Apenas se reconocieron, poco quedaba de aquellos jóvenes
enamorados, pero en ellos el amor fue más allá que las afrentas físicas y el
sufrimiento. Su amor los ayudó a salir adelante y encontrar el camino hacia
la vida nuevamente.
En 1947, después de haber recobrado la salud, tuvieron dos hijas gemelas,
Guita y Shifra. En esos días les preguntaron si era familiar de ellos una
niña que se encontraba en un orfanato y que se llamaba Sara, pues la niña
llevaba su mismo apellido. Sara, que contaba entonces con 12 años de edad, no
tenía ningún parentesco con ellos, pero Rubén dijo: "No pertenece a nuestra
familia, pero desde este momento ya forma parte de ésta", y es así como
adoptaron a su tercer hija.
Ambos ya fallecieron, pero
Haber escuchado su historia, haberlos visto recorrer el camino de la vida,
sin voltear hacia atrás, siempre con la alegría de poseer ese amor que los
mantuvo con vida, hace que valore aún más ese don sagrado que como humanos
poseemos: Nuestra capacidad de amar y de asirnos a este amor para lograr esperanza y un futuro.

Saturday, August 05, 2006

Friday, August 04, 2006

Cinco espacios

Sobre el trinche en su recámara: las fotografías de sus padres desaparecidos, sonrientes ante la cámara, ignorantes de la calamidad que en negra cascada les depara la vida.
Desde la cama, repasando los momentos felices, Alonso… distraído observa su fotografía . La pareja, protegida, como corresponde.. ¿Alguna vez fue simple “existir?. Se pregunta en voz alta, tan alta como lo viene haciendo desde,… NO, no sabe cuando, en austero silencio, sin voz:
-¿Porqué cuando más falta me hacen la locura me desgrana en esta soledad de ausencias?. El reloj marca las 5 de la madrugada. La luz aún es de bronce, se perfilan las sombras de los objetos cercanos a pesar de la cortina estática, almidonada.
La ventana está cerrada. Su alma confinada como su cuerpo tambien almidonado.


Poco quedó de las paredes que cubrieron sus noches. Cualquiera pensaría que se encuentra todavía allí, su esencia no pudo salir. El azul brillante como la chispa de sus días, aquella flor que jamás quitó de la pared cuando era el conducto por donde la naturaleza se filtraba. Cálida, neutral. La pintura de un “algo”(nunca supo lo que fue), colgaba sobre su cama y le protegía, -decía- como un amuleto contra un fantasma de “algo” que tampoco sabía lo que era.. Y aquella cama de latón: afortunado metal alumbrado por la estrella de su amor. Presente.
Solo la lamparita de noche, aquella que nunca le perteneció, quedo como testigo hiriente de lo único que alguna vez le rechazó, el loco amor, desesperada ancla que sin dejar rastro desapareció. Desde lejos observaba las ruinas de la habitación, esperando el próximo terremoto, …quizá al fin la lamparita también se hundiría como ella… aquel día.


La habitación para huéspedes no nos “invitaba” . Las cortesías superfluas e hipócritas brindadas durante la cena, no compensaron la impersonalidad del recinto. Las líneas del cubrecama enloquecían a cualquiera, Paralelas como sus pláticas, sin principios ni finales, acuerdos o identificación. Repetitivas, necias.
El cuadro, perfectamente centrado , cuadrado todo como sus mentes. Sin posibilidades de intercambios o de cariño mutuo.
Sin embargo, una ventana que dejaba entrever el paisaje poblado de esmeraldas y techos de ópalo y marfil. La cortina abierta, la clave que nos deja imaginar su interior.

Nada negaba su obsesión, La presumía, la engalanaba al final del pasillo, como el trofeo de aquel torneo hípico en el que participó.
El tiempo, un reloj inmaculado: preciso, que le recordaba el agua dulce deslizándose entre sus dedos y que no recuperaría más. Sabía que lo perdía y robaba a los demás sus horas, sus minutos, sus segundos, para compensar los momentos extintos. Entraba en el túnel de plata sabiendo que ya no existirá marcha atrás.
Aquel reloj que no perdona junto a la fuente de agua donde nadie ha sido capaz de saciar su sed.
¿quién está dispuesto a ceder?


Pertenencias, ninguna. Su recinto invita a buscar los límites de su presencia. Tal vez una ausencia , mágica . ¿Existe? Lo puedo asegurar solo por la manta dejada en el hastío fuera de lugar, No hay mas indicios de su existencia. Busco un ser de aire, disperso entre las moléculas de su habitación. Se esconde, lo presiento, pertenece a aquellos que no son, que desparecen entre los muros y solo dejan a su paso una pista, una almohada sobre el otomán, un tapetillo jamás pisado o un momento en el que durmió con sus sentidos en el aire desbocados, como la marea durante un huracán.